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Bielorrusia[8] (en bielorruso, Беларусь, romanización Belarús), oficialmente conocida como República de Bielorrusia o República de Belarús (en bielorruso, Рэспубліка Беларусь, romanización Respúblika Belarús);[9] (en ruso, Республика Белоруссия, romanización Respúblika Belorússiya), es un país soberano sin litoral situado en la Europa Oriental, y que formó parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hasta 1991. Limita al norte con Lituania y Letonia, al este con la Federación de Rusia, al sur con Ucrania y al oeste con Polonia. La capital es Minsk.
La mayoría de la población de Bielorrusia (casi 10 millones de habitantes) vive en las áreas urbanas alrededor de Minsk o en las capitales de las otras provincias.[10] Más del 80 % de la población son nativos bielorrusos, y el resto la componen minorías de rusos, polacos y ucranianos. Desde un referéndum celebrado en 1995, el país ha tenido dos idiomas oficiales: el bielorruso y el ruso. El principal credo en el país es el cristianismo, principalmente el ortodoxo ruso; la segunda rama cristiana más popular, el catolicismo, tiene un seguimiento mucho menor en comparación.
Es un país completamente llano (no supera los 300 metros sobre el nivel del mar), dividido en tres zonas geográficas bien diferenciadas: la del norte, abundante en lagos; la meseta boscosa central y la parte sur, muy pantanosa y deshabitada, llamada Marismas de Pinsk.
Antiguamente llamada Rusia blanca, los bielorrusos carecieron de la oportunidad de crear una identidad nacional distintiva hasta el siglo XX, porque durante siglos las tierras de la actual Bielorrusia pertenecieron a varios países étnicamente diferentes, como el Principado de Pólatsk, el Gran Ducado de Lituania y la Mancomunidad de Polonia-Lituania. Después de la breve existencia de la República Nacional Bielorrusa (1918-1919), Bielorrusia se convirtió en una república constituyente de la URSS, la República Socialista Soviética de Bielorrusia.
La unificación definitiva de Bielorrusia, a grandes rasgos dentro de sus fronteras modernas, tuvo lugar en 1939, cuando las tierras ruso-bielorrusas en poder de la Segunda República Polaca (1918-1939) se anexaron a la Unión Soviética en virtud de los términos del Pacto Ribbentrop-Mólotov[11] tras la invasión soviética de Polonia. El territorio de este país fue devastado en la Segunda Guerra Mundial, durante la cual Bielorrusia perdió alrededor de un tercio de su población y más de la mitad de sus recursos económicos.[12] La República fue rehabilitada en los años posteriores a la guerra.
El Sóviet Supremo (parlamento) de la RSS de Bielorrusia declaró la soberanía de Bielorrusia el 27 de julio de 1990 (véase desfile de Soberanías) y, el 25 de agosto de 1991, Bielorrusia se declaró independiente. Tras la firma del Tratado de Belavezha el 8 de diciembre de 1991 y la posterior disolución de la URSS, Bielorrusia obtuvo la independencia. Aleksandr Lukashenko es presidente del país desde 1994.[13] Durante su presidencia, Lukashenko ha implementado políticas similares a las de la era soviética, como la propiedad estatal de la economía, a pesar de las objeciones de los gobiernos occidentales. Desde 2000, Bielorrusia y Rusia firmaron un tratado para una mayor cooperación con algunos toques de la formación de un Estado de la Unión.
El país es considerado una dictadura por todos los índices de calidad democrática. En el informe de la relatora especial de Derechos Humanos de la ONU para Bielorrusia, Anaïs Marin, se condena la escalada sin precedentes de las violaciones de los derechos humanos en el país, destacando entre otros la privación arbitraria de la libertad de los ciudadanos, la tortura, las penas crueles, las desapariciones y la ausencia total de libertad de expresión en el país.[14]
En 2018, Bielorrusia ocupa el puesto 53 de 189 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU y se encuentra en el grupo de países con «desarrollo muy alto». Con un sistema sanitario eficiente, tiene una tasa de mortalidad infantil muy baja, de 2,9 (frente a 6,6 en Rusia o 3,7 en el Reino Unido). La tasa de médicos per cápita es de 40,7 por cada 10 000 habitantes (la cifra es de 26,7 en Rumania, 32 en Finlandia y 41,9 en Suecia) y la tasa de alfabetización se estima en un 99 %. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el coeficiente de Gini (indicador de desigualdad) es uno de los más bajos, y por lo tanto igualitarios, de Europa.[15]